miércoles, 10 de octubre de 2012

Parábola del Caballo

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar al caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y reviso la situación, para ver que el animal no estuviese lastimado. Sin embargo, éste se encontraba bien, pero por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la maniobra. Tomo entonces, la difícil decisión: determino que el capataz, sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo. Y así se hizo.
Los empleados, dirigidos por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo para cubrir al caballo, pero, a medida que la tierra caía sobre el animal, éste se sacudía, se quitaba la tierra y ésta se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo sobre la misma tierra. Los hombres se dieron cuenta de que el caballo se resistía a ser enterrado, más por el contrario, el caballo persistente y tenaz, con gran esfuerzo y trabajo, estaba subiendo sobre la misma tierra que constantemente le echaban encima, hasta que por fin, el caballo perseverantemente logro salir del pozo...




Tu, si estás en el hoyo  o  abajo, sintiéndote poco valorado, y te lanzan sobre ti la tierra de la envidia, incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda al caballo de esta historia.

No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella.
 Cuanto más tiren, más irás subiendo, subiendo, subiendo.
No mires para atrás y sigue luchando.

Es importante  levantarse si es que se ha caído, siempre valemos lo mismo para Dios.
 Ninguna persona nos puede quitar el valor de seguir avanzando.

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